domingo, 30 de noviembre de 2014

Caminata a Chupani

Durante la estadía en Samana Wasi tuvimos diversas actividades, entre ellas, ocupando un especial lugar, está la caminata a Chupani.
Movilizarse a más de 2.900 metros de altura sobre el nivel del mar implica un esfuerzo extra. Si bien, antes del viaje, salíamos a caminar casi todos los días una horita, NO ES LO MISMO jajajjaja.
Partimos tempranito, luego del desayuno. Llovíznaba un poco de a ratos. El aire frío, el paisaje imponente y las ganas de ir a un lugar especial, muy especial, nos impulsaba.


Conoceríamos donde Antón fue iniciado por los ancianos de la Aldea A, tal como él mismo lo cuenta en su libro “Y... El Anciano Habló”

Recuerden que para ver las fotos mas grandes
 deberán clicar sobre ellas


Comenzamos a caminar, y lo hicimos en varios grupos, "los lentos" primero, entre los que estábamos Carmen y yo y los rápidos una media hora mas tarde. Descubrí que para hacer una foto, relajado, tratando de enfocar bien, conseguía que los demás se alejaran y alcanzarlos se me hacía un poco dificultoso.
La altura se hacía notar.


Me llamó la atención la entrada a esta finca




Otra vista de la misma





Estos carteles vienen muy bien como ayuda memoria y para que vean que estábamos caminando a 2.900 msnm y subiendo!!!!


Cerros, nubes, mucha vegetación, aire frío y húmedo.




Chuck, de USA, Carmen de España y Walter de Argentina, 
atravesando un caserío



El narrador posando, mientras recuperaba el aire
 que por momentos se me hacía escaso





me llamó la atención como pasaba la luz
por la ventana de una ruina en la montaña






Rosas muy perfumadas




Niñas del lugar yendo al cole. 
Muchas horas mas tarde nos las volvimos a cruzar



Diego






Estrella y Carmen





Carmen y yo




una mototaxi nos hizo photobombing




un bar donde descansar y refrescarse, cosa que imaginé
 ya que no nos detuvimos mas que a sacar esta foto





bonito, no?





Maritza con su muleta que muchas veces olvidaba usar





cantarina agua de deshielo 





Fin de etapa, descanso y risas para reponernos 
antes de continuar la subida.
En la foto, de izquierda a derecha, de pie Guada, Celia, Ana, Maritza, Zhanna; sentados Chuck, Carmen, Estrella y yo





Otra foto de grupo: Celia, Chuck, Ana, Diego, Maritza, Estrella,
 Zhanna y yo. Más atrás: Carmina y Gabriel meditando.








Carmen señala que estamos a 3.353 metros de altura.
 No sabíamos que nos tocaba subir bastante todavía.
Tampoco era algo que nos importase.



No crean que fue fácil subirse a esa resbalosa rama jajajjaj







una toma diferente de ese hermoso lugar





Gabriel aprovechó la misma rama









Carmen disfrutando



Si no recuerdo mal, esas eran las montañas del oro, tal como creyeron entender los conquistadores españoles que se encargaron de horadarlas sin encontralo. 
Claro, que los lugareños se referían a otro tipo de riquezas :)
Me dice Carlos, que la montaña se llama Koriwayrachina, 
"donde se ventea el oro"





Hacer un selfie con Carmen, desde mi metroochentaipico, 
 no es nada fácil, y a ella la recorté varias veces



Diego






Carmen y Estrella




Haciendo yyyyyyyyaaaaaagggghhhjj





Los árboles nos cuentan como sopla el viento por aquí





Ana y Estrella




Celia y Carmen



Guada, Carmina y Gabriel





Diego alimentándose





La risa de Celia




Walter






Luego del descanso, continuamos la marcha, 
por momentos bajo una intensa llovizna






Al costado del sendero, encontramos las ruinas del poblado 
de los que décadas después, 
construyeran en otro lugar, oculto y secreto, la Aldea A




muchas ruinas, en su estado natural sin "reparar"






Esta inmensa roca, bastante mas alta que una persona, 
no es de allí, y "está puesta" sobre unas piedras pequeñas 
de manera artificial. No es posible
 que hubiera llegado hasta ese sitio de forma natural.
 Uno de tantos guiños que nos muestran de lo que eran capaces 
de manejar esa gente.




una muestra de la vegetación que cubre las ruinas











Posando entre las ruinas con Walter haciendo photobombing.
Maestro!!!





Hermoso paisaje. Hacia la izquierda de la foto,
 y unas decenas de metros hacia abajo, 
corría el río que mas tarde cruzaríamos.
 No era muy apto que digamos para gente con vértigo





Carmen con mucho frío en esta foto



Abrigadita al lado del río que antes mencioné




Cansado y feliz, habíamos llegado a nuestro destino.





Fue muy bonita esta sorpresa











A esta chica le vinieron ganas de meterse al río











Es en este lugar donde Antón Ponce de León Paiva
 recibiera su iniciación



Preparado para cruzar el río de aguas heladísimas.





Selfie luego de cruzar el río.
Minutos después hicimos una danza de energía, inolvidable.
Descubrimos que en las laderas de las montañas,
 había gente del lugar observándonos atentamente




Había que regresar, y este era el camino de vuelta,
 internándose en el bosque




cada un@ en lo suyo, había mucho por mirar.







Dicen que este es el bosque de las hadas, y en algunas fotos, ampliadas y mirándolas con atención , algo se puede ver




me alejé lo suficiente como para estar solo en este lugar
 y fue muy emocionante hacerlo




Hay muchas fotos que no pudieron ser por falta de luz 
o por exceso de agua :)






Carmen en el bosque






Esta fue una de las últimas fotos del día, ya que se largó a llover.
Una inolvidable caminata de unas ocho horas, sin contar los descansos. Subiendo y bajando. Conociendo lugares bastante alejados de los circuitos turísticos tradicionales y poco frecuentados. 
Esto nos preparó para los días que estaban por venir, 
de este viaje mágico.

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