lunes, 24 de noviembre de 2014

En Samana Wasi

Lo que sabíamos de Samana Wasi y de lo que allí se vivía era muy reciente y limitado.
Nos movía mas la intuición que la razón. Algo nos decía que debíamos estar en ese tiempo y lugar.
Luego la vida nos demostró que era así.
Íbamos al encuentro de Antón Ponce de León Paiva, el hermano Antón. Escritor de varios libros:
 “Y... el Anciano Habló”
“En Busca del Anciano”
“El Anciano en el Lago Sagrado”
“Descorriendo el Velo de la Oscuridad Visible”

Antón Ponce de León Paiva

En estas obras, el autor narra, especialmente,sobre las enseñanzas que recibiera de los Ancianos Quechuas (Hermandad Solar de los
 Intic Churincuna), que siguen viviendo en la Aldea "A" escondida en las montañas andinas de Qosqo (Cusco).
El lugar, ubicado en un valle de Urubamba, impacta en cuanto llegas, con su poderosa energía, lleno de vida, colores y aromas. Es uno de esos sitios imposibles de olvidar. A todo lo anteriormente dicho hay que agregar las charlas de Antón, contando sus experiencias con los ancianos, los trabajos espirituales, danzas, música. 
No solo él habla. Está también Amaru, Regia, Renée, Estelita y demás hermanas y hermanos, informándonos sobre la cosmovisión andina, plantas curativas y mucho mas. 


Es difícil sintetizar una semana de vivencias llenas de magia en pocas palabras escritas. Así que, mejor, vayamos a las fotos que nos serán de mucha ayuda.
Si quieres ver las fotos mas grandes, clica en las imágenes. Que por cierto son de aficionados, sin equipos caros, muchas veces, un poco fuera de foco o sobreespuestas, pero que representaban para el recuerdo, un buen momento vivido.

Estamos entre montañas.
 Los quechuas llaman Apus a los humanos avanzados que, al morir, deciden quedarse para ayudar y habitan esas montañas. Tú que lees lo anterior, posiblemente creas que estas son simples creencias, pero te aseguro que estando allí se siente la presencia de los Apus.


 Hostal de Samana Wasi, donde puedes hospedarte
 y disfrutar de este lugar mágico.



 
Esto es lo que veía en cuanto me levantaba, mas o menos a las 6. Puedes imaginarte el aire que allí se respira?
Ten en cuenta que estamos a mas de 2.800 metros sobre el nivel del mar y eso se nota.




Uno de los lugares donde sentarse y disfrutar



Un simpático personaje que con curiosidad nos miraba


Muchas flores y perfumes, después de la lluvia.






Cuántas veces habré recorrido estos caminos, están en mis recuerdos








El buen observador  podrá ver algún duende en este tronco



En este otro, el artista hizo un buen trabajo, haciendo visible lo que estaba sugerido


Al fondo se ven algun@s herman@s en la entrada al templo  


Comedor de Samana Wasi



En primer plano, la piedra movediza. Uno de los trabajos propuestos era equilibrarla.
Al fondo, el Yachay Wasi, Casa del Saber en quechua, donde recibimos diariamente las enseñanzas de Antón y otr@s herman@s.



Carmen con el gong. 
Antón hace maravillas con este instrumento


Interior del Yachay Wasi


Algunos instrumentos


Herman@s esperando una charla








no era fácil encontrar el lugar sin gente












La entrada del templo donde los domingos se hacen ceremonias donde concurre gente del lugar


Practicando una danza energética



Carmen con Carmina y Gabriel.
Una parte importante de la experiencia vivida esos días fue el relacionarnos con nuestr@s herman@s, 
procedentes de diferentes países.


Carmen y Estrella


Zhanna, Maritza y Carmen



Este es el "Rincón tecnológico". Un lugar del comedor donde aprovechando el wi fi, nos conectábamos con el "resto del mundo", que, con el correr de los días se nos hacía un poco irreal.
En la foto: Celia, Marc, Gabriel y yo.


Bonitas risas de Celia y Gabriel


Walter, campeón del equilibrio, aconsejando a Zhanna .



Zhanna, luego de conseguir equilibrar la piedra, festejando
junto a Estrella.



Interior del templo, donde tuve el inmenso honor de ser parte de la ceremonia




Regia y yo




Carmen y yo, en el templo




Carmen, Carmina, Gabriel y yo.



Carmen, Diego, Maritza, Ana y un hermano que nos visitó ese día
 y  no recuerdo su nombre












Carmen con Raul, el papá de Silvia.


 Carmen y yo junto a Antón, en el comedor




Con Antón, luego de la Iniciación.
En ese momento me sentía flotando.




Al fondo se ve la casa donde viven Antón y Regia




El agua y su canto, recorre Samana Wasi


Dice Antón de Samana Wasi

Este hogar -ubicado a dos kilómetros de la ciudad de Urubamba, a dos horas de Machupicchu, Nueva Maravilla Moderna del Mundo, Valle Sagrado de los Incas y a sesenta kilómetros de Cusco, Perú-, nació como una misión familiar por la necesidad de proteger a niños y ancianos desvalidos. Transcurrieron tantos años desde que empezamos, los niños se hicieron jóvenes, algunos aún están con nosotros, otros caminando por la tierra con sus propios pies, aprendiendo a vivir! Todos, tenemos una misión, la mía, es servir a niños y ancianos abandonados: Servir a la comunidad. "Los dos extremos olvidados de la vida (niños y ancianos) son nuestro futuro". "Hay que servir a la necesidad" "Sin servicio no hay crecimiento" "Hacer, es la principal actitud del hombre" "A la Tierra hemos venido a ser felices. Yo decidí serlo ¿y tú? " .

Es importante decir que Samana Wasi no habría existido ni habría cumplido su misión sin la presencia de Regia, mi esposa, madre de todos los niños. Su presencia fue y sigue siendo fundamental para esta recuperación integral de todos los niños que estuvieron y que ya partieron jóvenes y una ancianita, Delfina, que vivió con felicidad hasta el último momento gracias a los cuidados y cariño de Regia. Este es un homenaje a la mamá.

Esto es Samana Wasi, muy cerca a Machupicchu, Ollantaytambo, Pisac, Chinchero, Maras Moray, es decir, todo el Valle Sagrado de los Incas.
Como Samana Wasi necesita apoyo económico, se creó dentro de ella, un pequeño Hostal Guest House que ponemos a tu servicio.

“Desde que conocí a los Ancianos Quechuas (Hermandad Solar de los Intic Churincuna), que siguen viviendo en la Aldea "A" escondida en las montañas andinas de Qosqo (Cusco)- comprendí que todos los humanos tenemos una misión: la mía era clara, servir, recuperando integralmente a niños y ancianos abandonados de mi país, el Perú. Es así que con la aceptación de mi padre Antonio, empecé la construcción de la primera casa a la que llamamos posteriormente "la Casa Grande", para recibir en ella a los niños que llegarían en el futuro.

La falta de experiencia me hizo pensar que la casa estaría lista en unos meses, pero la práctica, fundamentalmente por la falta de recursos económicos, me demostró que nos llevaría más tiempo de lo pensado. Es así que transcurrieron varios años y en 1989 la casa estaba ya lista para recibir a los niños, es decir con los muebles y enseres adecuados y necesarios. Fue un acontecimiento muy importante en mi vida pues tenia también la aceptación de mi esposa Regia, sin cuyo apoyo no hubiera sido posible la materialización de este proyecto que desde ese momento se convirtió en una misión familiar.

Hicimos la ceremonia de inauguración con presencia de familiares, nuestros, amigos y autoridades locales. Así, nació Samana Wasi como un Hogar Familiar para los niños y ancianos desamparados.

Llegamos a recibir hasta veinticinco niños legalmente, es decir, la autoridad correspondiente judicial nos los entregó con documentos. Sin embargo, llegaron once más en diferentes momentos ya mayorcitos y algunos jóvenes buscando apoyo y protección para continuar estudiando o culminar sus profesiones. Algunos de los últimos permanecieron muy poco tiempo con nosotros, pues simplemente se habían extraviado o fugado de sus hogares.
También llegaron dos ancianas en diferentes momentos. Felizmente los hijos, jóvenes, de una de ellas se la llevaron (¡qué bueno!). La otra, a la que llamamos Delfina, se quedo con nosotros más de diez años. Nunca supimos su edad ni su verdadero nombre. Fue "una hija" más para nosotros, pues nos llamó desde el comienzo papá y mamá... Tuvimos pues, una hija mayor que nosotros... Nos dejó el 2 de noviembre del 2007...

En la actualidad, la comunidad Samana Wasi, está conformada por toda mi familia”.

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